David Canals - ganador del Premio del Público

Durante los pasados días 1, 2, 3, y 4 mayo se ha celebrado en Sigüenza la tercera edición del Festival de Jóvenes Pianistas organizado por la asociación Bell’Arte Europa con el apoyo de sus patrocinadores: Ayuntamiento de Sigüenza, el Centro de Profesores de Sigüenza, Aguas Font Vella-Lanjarón, Fundación Ciudad de Sigüenza, El colmenar de Valderromero y Paradores. La apuesta, arriesgada y valiente, de ofrecer cuatro conciertos de piano a cargo de jóvenes promesas del instrumento, ha cuajado entre los aficionados de la ciudad y de fuera de ella y sigue creciendo en calidad y buen hacer. En efecto, ni siquiera en una ciudad grande como Madrid o Barcelona, es fácil poder disfrutar de cuatro conciertos consecutivos del nivel de los escuchados en la Ermita de San Roque en una ambiente tan cercano y agradable. Y es que lo primero que llama la atención de estos conciertos es la implicación del público. Respetuoso en su escucha, generoso en sus aplausos y cálido en su acogida, el público seguntino ha mimado a estos jóvenes que, a buen seguro recordarán su paso por esta ciudad durante muchos años. En pocos años se ha producido un fenómeno tan admirable como poco habitual, gracias al esfuerzo de los miembros de la asociación y del apoyo de sus patrocinadores se ha creado, alrededor de los conciertos un grupo de aficionados cada día más numeroso y, lo más importante, más culto y cualificado musicalmente, de tal forma que los conciertos de Bell’Arte se están convirtiendo en escala fundamental para grandes músicos de nuestro país y del extranjero.
Mario Alonso, en calidad de ganador del premio del público de la pasada edición, fue el encargado de abrir el festival con su concierto del día 1. Al igual que ocurriera el año pasado, el público respondió positivamente a la oferta de su ganador con una excelente entrada y con su entrega atenta al joven pianista madrileño. Alonso abrió su recital con la Kreisleriana Op 16 de Robert Schumann. Esta obra, uno de los ciclos más interesantes y complejos del compositor alemán, fue interpretada con gran sensibilidad y sentido musical por Alonso, quien se mostró en todo momento como un pianista maduro capaz de conjugar el respeto a la partitura con sus aportaciones personales, que nunca hicieron desmerecer el conjunto. Tras el descanso, el recital continuó con la interpretación de las dificilísimas Variaciones sobre un tema de Paganini de J. Brahms, donde Mario Alonso demostró una gran valentía, dominio técnico y solvencia pianística a la hora de abordar esta partitura que encierra las más complejas exigencias técnicas y musicales para el pianista que la aborda. Alonso cerró su recital con la Sonata Op 83 del ruso Sergei Prokofiev, pieza en la que demostró que entre los compases de este compositor se mueve como pez en el agua. No en vano, también el año pasado terminó su recital con otra sonata de Prokofiev. Durante el descanso, le fue entregado por la Concejala de Cultura del Ayuntamiento de Sigüenza un diploma acreditativo del premio conseguido en la edición anterior, así como un premio en metálico concedido por el Consistorio.
El día 2, y como primera participante del festival de este año, actuó la pianista japonesa Tamao Totsugi, quien, desde el primer momento cautivó al público asistente. Pianista de enorme talento, precisión y dominio sonoro, Totsugi inundó la Ermita de San Roque de bellas sonoridades, colores sugerentes y atmósferas conmovedoras. El recital se inició con la Toccata BWV 914 de J.S. Bach, pieza que, aún estando escrita originalmente para clavecín, se ha convertido en obra clave del repertorio pianístico. Totsugi combinó a la perfección las atmósferas contrastantes de los preludios, de hermoso sonido y fraseo natural, con la claridad y nitidez de las dos fugas, resultando un todo que, siendo muy personal, supo transmitir el mensaje bachiano. De igual manera la sonata de Mozart con la que siguió el programa resultó clarísima, en especial el segundo movimiento, que resultó como una bella aria para soprano, y el tercero, alegre, rítmico y vital, en el que la pianista japonesa hizo gala de una precisión y una pulcritud admirables. La primera parte se cerró con la cuarta Balada de Chopin, auténtica piedra de toque de la literatura romántica. Compleja desde el punto de vista tanto técnico como musical, fue resulta con brillantez por esta joven que demostró su capacidad para moverse en cualquier estilo musical. En la segunda parte interpretó la Sonatina de A, García Abril, pieza ésta repleta de gran invención melódica y armonías personalísimas como lo es toda la obra de uno de nuestros más reconocidos compositores actuales. Como colofón a este exitoso concierto, Totsugi interpretó una de las obras más complejas del repertorio romántico, el Preludio, Coral y Fuga de César Franck, pieza que exige gran virtuosismo, capacidad para crear bellas sonoridades en el coral, y trabajo intelectual para construir la gran forma en la fuga, y en todos estos aspectos Totsugi demostró estar a un gran nivel, ofreciendo una versión de la pieza y un recital difíciles de olvidar.
David Canals, natural de Albacete, fue el encargado del recital del día 3. Este joven pianista, dotado de gran talento e inteligencia musical, presentó un programa muy interesante en su concepción. Abrió la primera y la segunda parte con dos sonatas de Haydn, seguidas ambas por piezas del romanticismo más denso e intelectual, como son las cuatro Baladas Op 10 de Brahms y la Balada n2 de Liszt, para terminar con sendas piezas del repertorio virtuosístico romántico: el Rondó capriccioso de Mendelssohn y el tercer Scherzo de Chopin. Un programa, por tanto, que hacía pensar en un músico de reflexión profunda y de planteamientos estéticos más allá de la pura ejecución musical. Y así fue, tras el inicio brillante del clasicismo de Haydn, Canals se sumergió en el complejo mundo sonoro y mental de las baladas de Brahms, piezas con las que condujo al público hacia los desconocidos mundos sonoros que el genio de Hamburgo exploró en estas piezas. La interpretación resulto de una pulcritud, una serenidad y una reflexión admirables en una persona tan joven. Y, en el momento de dar rienda suelta al virtuosismo brillante y extrovertido de Mendelssohn, Canals lo hizo con tal dominio y precisión, que terminó de meterse a la audiencia en el bolsillo. Tras la brillante primera parte, llegó la segunda, con el pianista absolutamente entregado, donde se volvieron a apreciar las virtudes expuestas durante la primera parte, pero aumentadas por la emoción acumulada con cada nota que nacía del piano de Canals, quien completó su recital de manera absolutamente sobresaliente.
La encargada de cerrar el festival ha sido la pianista holandesa Helena Basilova, quien, en una apuesta arriesgada, optó por un programa con piezas poco conocidas pero que resultaron muy interesantes. El concierto comenzó con cinco piezas de de “On an Overgrown path” de Leos Janacek, compositor checo de principios del siglo XX cuya producción pianística resulta aun hoy casi totalmente desconocida. La interpretación de estas pequeñas joyas resultó de un lirismo y una sensibilidad muy destacables. Basilova se presentó desde el inicio del concierto como una pianista de sonido profundo y cuidado siempre al servicio de una expresión capaz de cautivar al público. A continuación el público disfrutó sobremanera con la excelente interpretación de la sonata nº9 de Scriabin, compositor ruso que llevó el lenguaje musical y pianístico hasta límites insospechados. La interpretación de Basilova hizo vibrar el instrumento con su sonido cálido y envolvente convirtiendo el sonido en masa plástica de enorme valor expresivo. Para finalizar la primera parte, la pianista holandesa interpretó las poco conocidas piezas del Ballet “Cenicienta” de Sergei Prokofiev, miniaturas musicales de enorme capacidad evocadora, riqueza rítmica y gran variedad de timbres. El pianismo de esta joven músico sirvió para que el espíritu de estas piezas llegara a la perfección al público congregado en la sala. Como colofón del concierto, y ocupando toda la segunda parte, Helena Basilova interpretó el ciclo de piezas de Schumann Davidsbundlertanze Op 6, colección de piezas que, junto a los Carnavales y la Kreisleriana componen una parte fundamental del repertorio del compositor alemán. Basiova demostró un nivel pianístico, una madurez y un dominio del instrumento, así como de la escena, que la convierten en una firme promesa del panorama pianístico europeo, y que ha dejado en Sigüenza una huella musical difícil de olvidar en mucho tiempo.
Al final del concierto se llevó a cabo la votación por parte del público del pianista preferido por ellos y que el año próximo recibirá el premio del Ayuntamiento de Sigüenza y abrirá la IV edición del festival. Esta honor recayó en el pianista español David Canals.
Concluyó así esta tercera edición del Festival de Jóvenes Pianistas con un éxito sobresaliente. En primer lugar por la respuesta del público, siempre entusiasta, y en segundo lugar por el excelente nivel demostrado por los participantes, los cuales, cada uno en su estilo, dejaron patente su arte y su pasión por la música y por el piano en particular.