Concierto de Dúo Ambrosini-Kuyken



El 28 de abril, David Kuyken (Amsterdam) junto a Brenno Ambrosini - pianista italiano afincado en Sigüenza - dió un fantastíco concierto a dos pianos y piano a cuatro manos, que por muchos fue considerado como el mejor concierto organizado hasta hora en la ciudad. El Dúo Ambrosini – Kuyken trabaja juntos desde hace dieciseis años y ha ofrecido conciertos en los mejores auditorios de Europa (como el Concertgebouw en Amsterdam o el Palau de Música en Valencia). Ambrosini y Kuyken tienen un amplio repertorio como dúo tanto a dos pianos como a cuatro manos “que es incluso más complicado para trabajar” tal y como afirmaron después del concierto. El programa abrió con la Marcha nr.1 Op.45 de Ludwig van Beethoven para piano a cuatro manos, obra corta y densa al mismo tiempo, y buena obertura para un concierto de tal envergadura. El Dúo siguió con la Fantasía en Fa menor D.940 de Franz Schubert, una de las piezas más profundas y geniales del autor austriaco y, desde luego, la más importante para esta formación de cámara. Escrita al final de la vida del compositor, nos transmite una multitud de emociones muy impactante, casi llegando a lo transcendental. La visión que nos comunica proviene de otro mundo, demonstración que el compositor ya percibía a la muerte que se estaba acercando. Brenno Ambrosini y David Kuyken dieron una verdadera prueba del nivel artístico que les caracteriza, transformando esta obra en una verdadera confesión de Schubert antes de abandonar el mundo.
La primera parte finalizó con la Ouverture del Tannhäuser de Richard Wagner, la única obra escrita originalmente por el mismo compositor para piano a cuatro manos. Obra muy espectalular, no íntima como la anterior, proyecta una verdadera orquesta encerrada por encanto dentro del arpa del piano. Un fantastíco final para la primera parte del concierto.
La segunda parte fue dedicada al repertorio para dos pianos. Los artistas, a unos cuatro metros de distancia uno del otro, siguieron transmitiéndose todos los matices que conlleva un concierto de dúo. Abrieron con las Variaciones sobre un Tema de Beethoven Op 35 de Camille Saint-Saëns, obra verdaderamente virtuosística y divertida tanto para el público como para los pianistas. Las Variaciones parecían un juego contínuo entre ellos dos, que demostraron un gran dominio del instrumento y una total complicidad. Tanto Ambrosini como Kuyken son internacionalmente reconocidos como solistas, y eso se nota también cuando tocan juntos. Si en Saint-Saëns convencieron el público de su verdadero virtuosismo, en la última obra – los Tres Nocturnos de Claude Debussy - demostrarón de que además del gran dominio del instrumento son músicos de grandísima altura. En estas tres piezas (orquestales en su versión original), Nuages (Nubes), Fêtes (Celebración), Sirénes (Sirenas) Ambrosini y Kuyken diferenciaron adecuadamente el carácter de cada una de ella, al punto que parecían verdaderamente vivas imágenes musicales desarollados en el tiempo. Los pianos ya no parecían instumentos virtuosistícos (aún que estas obras no carecen de virtuosismo) sino algo inexplicable que emanaba imágenes, colores, formas y olores. Todas estas sensaciones que transmite la obra del gran impresionista francés se pudieron percibir en la Ermita de San Roque aquel sábado.
Un recital que durante mucho tiempo se quedará en la memoria tanto de los Seguntinos cómo de los turistas que acudieron al concierto.