MUSIGÜENZA 2007: LA APUESTA POR LA CALIDAD


La segunda edición del festival de música de cámara “Musigüenza” ha finalizado con un éxito que ha superado las espectativas de sus esforzados organizadores. El número de espectadores ha aumentado considerablemente respecto a la edición del pasado año. Así mismo, una rápida ojeada a los programas de mano demuestra que aumenta también el número de patrocinadores y colaboradores tanto públicos como privados, apoyos que habrán de consolidarse y sumarse a nuevas iniciativas que hagan viable la continuidad del festival y su crecimiento.
Esta ha sido la edición de la consolidación del festival y la de una definitiva apuesta por la música de primera calidad, a nivel no sólo de España sino de Europa. Por la ermita de San Roque, que cada vez más se convierte en un lugar de referencia para los melómanos seguntinos y para los turistas, han pasado en esta ocasión artistas de la talla de Ilya Grubert, uno de los mejores violinistas del panorama europeo actual, acompañado por el guitarrista italiano Claudio Piastra. Ambos dejaron patente el pasado 13 deoctubre en Sigüenza su talento excepcional tanto en obras para solo como a duo. Presentaron un programa pensado para el lucimiento de sus grandes dotes artísticas, que hacen de ellos solistas de gran envergadura (como lo atestiguan los concursos donde ha sido galardonado con el primer premio Ilya Grubert, el Tchaikovski o el Paganini entre otros). Así, en la primera parte interpretaron obras a solo para sus respectivos instrumentos, a través de las cuales demostraron lo justificado de su fama internacional. Por otro lado, en la segunda parte interpretaron obras a duo, combinación de instrumentos cuanto menos poco habitual en el panorama camerístico de las programaciones a las que estamos acostumbrados, que proporciona sonoridades y efectos muy sugerentes para el oyente. Tanto que el más grande virtuoso del violín, Nicolò Paganini, compuso varias páginas para esta formación, además de dos centenares de obras para guitarra sola. Los dos solistas demostraron su alto grado virtuosismo, su gusto por el cuidado del sonido y el fraseo y su capacidad para transmitir las más diversas emociones tanto en pasajes virtuosísticos como en pasjes líricos e íntimos. El público acogió con entusiasmo su interpretación y la premió con prolongados aplausos y ovación de pie. Los músicos agradecieron los aplausos con varios bises. Se da la circunstancia de que Ilya Gruber protagonizó el primer concierto organizado por Bell’Arte Europa en la Ermita de San Roque hace dos años. El músico de origen ruso se ha mostrado sorprendido por el progreso conseguido durante este tiempo en la organización de las actividades musicales en nuestra ciudad. Cabe destacar que Sigüenza volverá a disfrutar de la maestría de Ilya Gruber el próximo 15 de diciembre, exactamente el día en que se cumplirán los dos años del comienzo de los conciertos organizados por Bell’Arte, esta vez junto con el pianista italiano Brenno Ambrosini.
El segundo concierto, que tuvo lugar el 20 de octubre y que estuvo a cargo del clavecinista Agustín Álvarez, se convirtió en un espectáculo de gran belleza. Desde los primeros compases se pudo reconocer la increíble sonoridad y posibilidades del instrumento de Álvarez. De gran impacto emocional resultó la interpretación de la Passacaglia de Couperin, obra de gran complejidad que se pudo disfrutar en toda su belleza no solamente por el fantástico clave sino también por la calidad musical de la interpretación. El clave se transformó en un auténtico órgano y justificó el por qué, durante tantos años fue el rey de los instrumentos solistas. A continuación Álvarez interpretó “La Marella”, donde hizo cantar a su instrumento con una gran belleza. Para terminar interpretó la “Coucou”, pieza ligera y brillante que nos descubre otra faceta del clave: un instrumento ligero y con gracia. Durante la segunda parte pudimos escuchar un repertorio más virtuosístico, donde descubrimos al intérprete virtuoso que es Agustín Álvarez, a través de la música onomatopéyica como La poule-gallina, y el tremendo Le Vertigo con el que acabó su recital, obra en la que los acordes repetidos transforman la sonoridad del clave acercándolo al órgano o a la orquesta. Un gran final para un gran concierto donde el público terminó, otra vez, en pie sin dejar que el artista se marchase. Este les obsequió con propinas de Bach y sonatas del Padre Soler y Domenico Scarlatti. La organización del concierto salió airosa de esta apuesta arriesgada, como es presentar un concierto de un instrumento que ya no es tan habitual en las salas de conciertos, más conocido de nombre que de hecho. Fue una grata sorpresa el poder disfrutar de un instrumento tan fantástico, tan lleno de armonía, y quizá alguien se preguntó, ¿hacía realmente falta inventar el piano?
El festival se cerró con el concierto del Trío Granados de Hannover, integrado por Malgorzata Walentynowicz, piano, Katarzyna Reifur, violín y Timothy Archbold, violoncello, que impresionó por su trabajo de altísima precisión y por su increíble compenetración. Destacó Malgorzata Walentynowicz en su ejecución del dificilísimo trío de Ravel, superando las enormes dificultades con enorme dominio técnico. Katarzyna Reifur y Timothy Archbold demostraron una gran musicalidad y un gusto exquisito por los pequeños detalles de la interpretación: fraseo, dinámica, tempo, etc. En pocos conjuntos se puede apreciar tal grado de conjunción, que hace que tres músicos parezcan uno solo. Los tres jóvenes músicos se enfrentaron con solvencia a tres grandes autores como Beethoven, Ravel y Granados demostrando una preparación técnica y musical de gran altura.
En definitiva, un nuevo éxito de Sigüenza que a través del Ayuntamiento, de Bell’Arte Europa y de los colaboradores viene a dar siempre más importancia a la oferta cultural, y que en poco tiempo se está conviertiendo en referente de calidad cultural dentro del panorama español.