LA MÚSICA VUELVE A SAN ROQUE

Tras un breve paréntesis de apenas dos meses, la Ermita de San Roque de Sigüenza volverá a convertirse en el lugar de referencia de los melómanos seguntinos. El próximo 9 de febrero arranca la tercera temporada de conciertos organizados por la Asociación Bell’Arte Europa en colaboración con la Concejalía de Cultura del Excmo. Ayuntamiento de Sigüenza y cada vez más entidades privadas que prestan su apoyo a este proyecto.

El concierto inaugural correrá a cargo del dúo pianístico formado por Brenno Ambrosini y David Kuyken, pianistas ambos que han actuado en varias ocasiones en Sigüenza demostrando siempre su absoluta compenetración, su altísimo nivel interpretativo y su capacidad de comunicación con el público.

A diferencia de conciertos anteriores, donde hemos escuchado a estos pianistas interpretando obras a dos pianos y cuatro manos alternativamente (es difícil olvidar el magistral concierto ofrecido por estos grandes virtuosos el pasado 28 de abril en este mismo escenario), el programa del próximo día 9 estará íntegramente dedicado al género del piano a cuatro manos. El programa se centra en dos figuras de relieve de la música de finales del siglo XIX, de los cuales se recordará este año sus respectivos aniversarios: Nicolai Rimsky-Korsakov (100 años de la muerte) y Johannes Brahms (175 años de su nacimiento).

N. Rimsky-Korsakov (Tikhvin, Novgorod, 1884 - Ljubenski, San Petersburgo, 1908) fue uno de los intergrantes del denominado “Grupo de los Cinco”, que buscaba crear, bajo la influencia de Glinka, la base de una música nacional rusa. A pesar de este intento de innovación, en la música de Rimsky permanece siempre un fuerte sentido clasicista que huye de ciertos giros demasiado “populares” y por tanto novedosos que aparecen, por ejemplo, en la música de su compañero de grupo y amigo M. Musorgski. Estos dos aspectos fundamentales, el clasicismo y la música nacional rusa, se observan en el repertorio escogido por Ambrosini y Kuyken, siempre tan atentos a estos pequeños detalles que hacen que sus conciertos sean, además, actos culturales de gran valía. En efecto, en las dos fugas, una sobre el nombre de Bach (en nomenclatura alemana estas letras equivalen a las notas si bemol, la, do y si natural) que recuerda el “Arte de la Fuga” del mismo compositor, o la fantasía sobre el mismo tema de F. Liszt, encontramos al Rimsky fascinado por la tradición de los grandes compositores centroeuropeos. Las otras piezas de Rimsky, sobretodo la “Spass-Quadrile” son un ejemplo del intento, por parte de diversos compositores, de enriquecer la música clásica con elementos tomados del folclore de cada país. Nos encontramos aquí en los comienzos del movimiento llamado “Nacionalismo Musical” que se extenderá por el resto de Europa durante los últimos años del siglo XIX.

Johannes Brahms (Hamburgo 1833 – Viena 1897) es la figura que cierra el gran romanticismo europeo. Siguiendo la estela de Bach y de Beethoven, Brahms creará su propio lenguaje, romántico en el espíritu y clásico en la forma. Brahms es quien logra aunar ambas tendencias estéticas con éxito, superando los conflictos que esta dicotomía genera en compositores como por ejemplo R. Schumann. Sus sonatas, sus sinfonías, y su música de cámara es romántica por la longitud de las frases, por la intesidad expresiva y por la innovación armónica, y, sin embargo, es clásica por su forma, por su proporción y por su motivación. Dentro del importantísimo legado pianístico brahmsiano, la producción de piezas para piano a cuatro manos ocupan un lugar singular. Si sus sonatas y sus conciertos son obras pertenecientes a su etapa más temprana y representan para Brahms un terreno en el que medirse con los grandes genios como Beethoven, los valses le ofrecen mayor libertad. Sin dejar de ser el baile vienés por excelencia (Brahms vivió en Viena gran parte de su vida), son piezas frescas en las que el compositor alemán puede dejarse llevar por su inspiración lírica para ofrecernos pequeñas joyas musicales de exquisita factura. Como colofón del programa, y para darle total coherencia al mismo, se anuncia la interpretación de “Souvenir de la Russie”, suite a medio camino entre la transcripción y la paráfrasis, en la que Brahms se acerca a un mundo muy cercano al suyo. Brahms se presenta aquí como compositor de frontera entre los géneros popular y clásico de acuerdo con sus orígenes ligados a Bohemia, región entre Alemania y Rusia.

En definitiva, una inmejorable forma de iniciar el tercer año de conciertos de la Asociación Bell’Arte en la seguntina Ermita de San Roque que hará las delicias del cada vez más numeroso público que se acerca para disfrutar de la música de la más alta calidad a la Ciudad del Doncel.

Pau Gil